Investigación de imágenes cerebrales demuestra que delincuentes psicopáticos no carecen de empatía, sino que no la utilizan automáticamente

Investigación de imágenes cerebrales demuestra que delincuentes psicopáticos no carecen de empatía, sino que no la utilizan automáticamente

psicopataLa psicopatía criminal puede ser a la vez repugnante y fascinante, como lo demuestra el gran número de libros y películas inspiradas en este tema. Delincuentes con diagnóstico de psicopatía suponen una importante amenaza para la sociedad, ya que son más propensos a dañar a otras personas y a reincidir una vez puestos en libertad. Un estudio de imágenes cerebrales realizado en Holanda demuestra que los individuos con psicopatía presentan bajos niveles de empatía cuando presencian a otras personas sufrir. Cuando se les pidió que empatizaran, sin embargo, pudieron “activar” su empatía. Esto podría explicar por qué los individuos psicópatas pueden ser insensibles y socialmente hábiles, al mismo tiempo.

 ¿Por qué los psicopatas son más propensos a dañar a los demás? Los individuos con psicopatía característicamente demuestran tener una reducida empatía respecto de los sentimientos de los demás, lo que puede explicar por qué es más fácil para ellos hacer daño a otras personas. Sin embargo, las causas de esta falta de empatía son poco conocidas .Los estudios científicos sobre la psicopatía son muy difíciles de realizar. “Los criminales convictos con un diagnóstico de psicopatía están confinados en  instituciones de alta seguridad donde la tecnología necesaria para estudiar su cerebro, como la resonancia magnética, por lo general no se encuentra disponible”, explica el profesor Christian Keysers, Jefe del Social Brain Lab en Amsterdam, y autor principal de un estudio sobre la psicopatía que aparece en la revista Brain esta semana. “Traerlos a los centros de investigación científica, por el contrario, exige un tipo de transporte de alta seguridad que la mayoría de los sistemas judiciales no están dispuestos a financiar.”

 El sistema judicial holandés, sin embargo, parece ser una excepción. Ellos unieron sus fuerzas con el sector académico para promover una mejor comprensión de la psicopatía. Como resultado, los delincuentes con psicopatía se transportaron al Social Brain Lab del Centro Médico de la Universidad de Groningen (Holanda). Allí, el equipo podía utilizar proyección de imágenes de resonancia magnética funcional de alto campo para ver cerebro de los criminales con psicopatía, mientras ellos veían las emociones de los demás.

 El estudio, que se publicó el 25 de julio en la revista Brain (publicado por Oxford University Press) y se titula ” Reduced spontaneous but relatively normal deliberate vicarious representations in psychopathy “, incluyó a 18 individuos con psicopatía y un grupo control, y consistió de tres partes. “Todos los participantes primero vieron clips de películas cortas de dos personas que interactuaban entre sí, enfocando sus manos. Los clips mostraron una mano tocando la otra de forma amorosa, dolorosa, siendo rechazada y de forma neutral. En esta etapa, les pedimos que miraran estas películas tal como si vieran una de sus películas favoritas, “Harma Meffert, el primer autor del estudio, explica. Meffert era un estudiante graduado en el Social Brain Lab, mientras se realizaba el estudio, y ahora es un compañero post-doctoral en el Instituto Nacional de Salud Mental en Bethesda.

 Los participantes vieron los mismos clips de nuevo. Esta vez, sin embargo, los investigadores les indicaron de forma explícita a “empatizar con uno de los actores de la película”, es decir, que fueron solicitados para realmente tratar de sentir lo que los actores de la película sentían.

 “En la tercera y última parte, realizamos interacciones con las manos similares con los mismos participantes, mientras yacían en el escáner, midiendo la actividad cerebral”, añade Meffert.”Queríamos saber en qué medida ellos activarían las mismas regiones cerebrales mientras observaban las interacciones de manos en los clips, como lo harían cuando experimentaban las mismas interacciones manuales ellos mismos.”

 Nuestros cerebros están equipados con lo que los científicos llaman un “sistema de espejos.” Por ejemplo, la corteza motora del cerebro que normalmente te permite mover tu propio cuerpo. La corteza somatosensorial, cuando se activa, hace que sientas tacto en la piel. La Ínsula, por último, cuando se activa hace sentir emociones como dolor o disgusto. En las últimas décadas, los científicos del cerebro han descubierto que cuando la gente ve a otras personas mover su cuerpo, o ve a esas personas siendo tocadas, o teniendo emociones, esas mismas regiones del cerebro se activan. En otras palabras, la acción, el tacto o las emociones de los demás se convierten en propias. Este “sistema de espejo” posiblemente constituye una parte crucial de nuestra capacidad de empatía con otras personas, y se ha demostrado anteriormente, que cuanto menos se activa este sistema, menos se empatiza con otras personas. Se ha sugerido que los individuos con psicopatía podrían de alguna manera sufrir de un “sistema de espejo” defectuoso, que resulta en una disminución de la capacidad de identificarse con sus víctimas.

 Pues resulta que, sin embargo, el panorama parece ser más complejo. Cuando se les pidió simplemente ver los clips de película, a los individuos con psicopatía efectivamente se les activo su sistema de espejos en menor medida. “Las regiones que participan en sus propias acciones, emociones y sensaciones eran menos activas que la de los controles, mientras veían lo que les sucedía a los demás”, resume Christian Keysers. “Al principio, esto parece sugerir que los criminales psicópatas podrían herir a los demás con mayor facilidad de lo que lo haríamos nosotros, porque no sienten dolor, al ver el dolor de sus víctimas.”

 Como lo reveló la segunda parte del estudio, sin embargo, no es tan simple. En lugar de  generalmente activar su sistema de espejo en menor medida, los individuos con psicopatía bien parecen no utilizar este sistema de forma espontánea, pero lo pueden utilizar cuando se les pide. “Cuando se les pidió explícitamente empatizar, las diferencias de intensidad con las que las personas con y sin psicopatía activan sus propias acciones, sensaciones y emociones casi desaparecieron totalmente de su cerebro empático”, explica Valeria Gazzola, profesora asistente de la UMCG y segunda autora del artículo. “La psicopatía puede no ser la incapacidad de sentir empatía, sino una menor propensión a sentir empatía, junto con una capacidad conservada de empatizar cuando ello sea requerido.” La información obtenida sugiere que, por defecto, los psicópatas sienten menos empatía que otros. Si tratan de identificarse, sin embargo, pueden cambiar a “modo de empatía”.

 Puede haber dos lados en estos resultados. El lado oscuro es que la empatía espontánea reducida junto con una capacidad preservada para la empatía podría ser el cóctel que hace que estas personas sean tan insensibles al dañar a sus víctimas y al mismo tiempo tan socialmente hábiles cuando tratan de seducir a sus víctimas. Si los individuos con psicopatía pueden activar o desactivar autónomamente su empatía en función de la situación social, continua siendo materia de estudio. El lado positivo es que la capacidad conservada para la empatía podría ser aprovechada en la terapia. En lugar de tener que crear una capacidad de empatía, las terapias pueden necesitar centrarse en hacer que la capacidad existente sea más automática para evitar que ellos dañen los demás. El cómo lograrlo sigue siendo una incertidumbre.

 

Fuente original en ingles

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